El desarrollo de la primera Zona de Bajas Emisiones en Europa se le atribuye a Estocolmo en 1996. Desde entonces, muchas otras ciudades europeas han adoptado las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) como parte de sus estrategias para reducir la contaminación del aire en los centros urbanos y los riesgos derivados para la salud y el medio ambiente. En estas áreas designadas solo se permite el acceso a los vehículos que cumplen con ciertos estándares de emisiones. En 2022 había más de 320 ZBE en la UE y se espera que el número alcance las 507 en 2025.
Al centrarse en los vehículos que emiten más contaminantes, las ZBE tienen como objetivo abordar el problema de la contaminación directamente, lo que conduce a mejoras rápidas y notables. Para aprovechar todos los beneficios de las ZBE y mitigar los posibles inconvenientes, son necesarios esfuerzos concertados de planificación urbana. Además, los responsables de la creación de políticas deben asegurarse de que estas zonas no afecten de manera desproporcionada a las poblaciones de bajos ingresos y a las pequeñas empresas.
Según la DGT, un 29% del parque total de vehículos en España no tiene distintivo ambiental, por lo que no puede circular por las ZBE existentes. El porcentaje de vehículos con etiqueta 0 o ECO apenas alcanza el 6%, un porcentaje que se incrementa significativamente en los vehículos de empresa y renting. Casi el 36% del mercado del renting en España es etiqueta 0 o ECO. Y en el caso de Arval este porcentaje sube hasta el 50% a julio de 2024.
El Arval Mobility Observatory ha realizado un estudio que analiza el desarrollo, los impactos, los desafíos y las perspectivas futuras de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en Europa. Para comprender mejor su eficacia y aplicabilidad, también se analizan los casos concretos de las ZBE de Londres y Barcelona.
Puede consultarse el estudio completo en el enlace https://www.arval.es/sobre-arval/blog-arval/evolucion-zonas-zbe