El año comenzó con cierta alegría y crecimiento acumulado superior al 2 por ciento en referencia a la comparativa de los dos primeros meses 2019/2020. Pero, entre el 15 de marzo, fecha de inicio del Estado de Alarma, y el 30 de abril, dejaron de acudir al taller el 90% de los turismos y motocicletas que lo hubieran hecho en condiciones normales, por lo que la actividad de los centros sólo fue del 10%. Por su parte, las visitas de vehículos comerciales e industriales a los centros de servicios del automóvil cayeron un 60%.
Los meses de mayo y junio fueron de lenta pero continua recuperación, que se aceleró a partir del final del Estado de Alarma, y se confirmó en el mes de julio, el mejor del año para el sector. A pesar de todo, las ventas de los talleres durante el verano 2020 fueron un 5 por ciento inferiores a las conseguidas en el período estival de 2019.
Durante el último cuatrimestre, la evolución de los talleres estuvo marcada por la irregularidad. Septiembre registró actividad no lejana a la del mismo mes del ejercicio anterior, mientras que octubre quedó lejos de las moderadas previsiones del sector, que confiaba en que el décimo mes del año ayudaría a amortiguar el impacto anual dejándolo en su conjunto por debajo del 20 por ciento de caída acumulada, un objetivo no logrado. Noviembre y diciembre resultaron meses muy tranquilos, en línea con su comportamiento tradicional.
En lo que respecta al empleo, por vez primera en los últimos años se produce un descenso significativo del mismo, en torno al 3,5 por ciento. En números absolutos eso representa que los talleres han dejado de emplear a unas 5.500 personas durante 2020. Al finalizar el año, unos 146.500 profesionales trabajaban en empresas dedicadas a la reparación y venta de automóviles. La cantidad sería mucho menor si el sector no hubiera contado con el paraguas de los ERTE, considerados como su principal tabla de salvación durante la pandemia.
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