En este contexto, el 56% piensa que su próximo vehículo será eléctrico y les permitirá reducir el impacto medioambiental.
Una percepción incluso mucho más alta que en Europa, que se sitúa en un 44%. Esta situación ha llevado a los españoles a modificar sus comportamientos para luchar contra el calentamiento del planeta, con un fuerte compromiso de todos los actores: gobiernos y empresas.
El desarrollo de modos de transporte menos emisores de CO2 es indispensable para la lucha contra el cambio climático. El reto que supone la electrificación es fundamental y la huella de carbono de un vehículo eléctrico es dos veces menor que la de un vehículo térmico. El 91% de los españoles se muestra entusiasta en desear su desarrollo en los próximos 10 años, frente al 65% de los alemanes. Combinar las aspiraciones ecológicas con el deseo de reducir el presupuesto dedicado al automóvil es la fórmula ganadora. A pesar de ello, la transición hacia una movilidad electrificada sigue siendo lenta.
Precio de compra excesivo, autonomía o medios y tiempos de recarga aún no completamente conocidos… Estos son los principales frenos que impiden que los españoles disfruten hoy plenamente de la movilidad electrificada y más de la mitad esperan que los constructores de automóviles propongan vehículos eléctricos económicamente asequibles.
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