Son varios los factores que han influido en esta anómala situación, que podríamos calificar de “tormenta perfecta”, ya que a la ralentización de la actividad de las fábricas debido a la pandemia, especialmente durante el pasado año, se ha unido la falta de suministro de algunos componentes electrónicos procedentes de Asia así como el aumento de pedidos de nuevos camiones por parte de los transportistas, debido a la paralización de las ventas habida durante buena parte de 2020.

De hecho, según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en el primer cuatrimestre de 2021 se ha incrementado en más de un 45% la venta de cabezas tractoras nuevas respecto al mismo periodo de 2020, produciéndose incluso un crecimiento de casi el 12% respecto a idéntico cuatrimestre de 2019.

Como consecuencia directa de este extraordinario retraso en la entrega de camiones nuevos está la importante reactivación del mercado de segunda mano de vehículos industriales en España, encareciéndose el valor de los camiones usados en algunos casos hasta en un 20%, e incluso con la falta de vehículos disponibles en algunos segmentos, lo que está obligando a los transportistas españoles a adquirir los camiones en otros países de la Unión Europea.


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