El Ministerio ha avisado de que las radiaciones UV-C no se pueden aplicar en presencia de las personas, ni en los hogares, y recuerda que la medida «más eficaz» para prevenir infecciones son el lavado de manos, las mascarillas, la distancia social, la limpieza con detergentes y desinfectantes y la aplicación de biocidas autorizados por Sanidad.

La higienización o desinfección de los coches ha adquirido una gran importancia en estos tiempos. Pero no todas las higienizaciones son iguales. En la actualidad se están empleando tres métodos para higienizar vehículos: limpieza de superficies con un biocida, tratamiento con ozono y nebulización con biocida. Las dos primeras son las más empleadas en la industria, pero los tratamientos con ozono tienen algunos puntos oscuros que conviene aclarar. La fumigación con biocidas ha sido la última en llegar y empresas como Carglass la han comenzado a emplear a nivel mundial.

La limpieza manual de superficies con un biocida es eficaz para desinfectar los puntos normales de contacto (en Lexus, por ejemplo, limpian 45 puntos del interior y exterior del vehículo, además de tratar el coche con ozono). Es un método sencillo y económico, pero no asegura una desinfección completa del interior de un coche, porque hay muchas zonas que no se desinfectan.

Los tratamientos con ozono sí llegan a todos los rincones del interior. Pero el ozono no está probado ni regulado para su uso en el aire y en superficies. De hecho, no aparece la lista oficial de viricidas acreditados y reconocidos por el Ministerio de Sanidad, que recomienda no usar biocidas que no hayan sido expresamente acreditados y registrados. El ozono está en proceso de evaluación en la Unión Europea permitiéndose su comercialización a la espera de finalizar este procedimiento.

El gran problema del ozono es que es muy tóxico. En concentraciones muy bajas ya provoca irritación de los ojos, la nariz y la garganta, tos, ataques de asma y dolores de cabeza. Y en concentraciones más altas puede producir daños pulmonares severos, alteraciones del sistema inmunológico e incluso la muerte. Las personas que lo aplican han de estar muy protegidas, tras su aplicación hay que realizar una profunda ventilación y en el interior de un coche puede ser absorbido por los tejidos de la tapicería o depositarse sobre otras superficies de contacto, y el periodo de tiempo en el que desaparece es muy complicado de determinar.

Otro problema es que no se ha acreditado cuánto producto y durante cuánto tiempo hay que aplicarlo, ni qué homologación tienen que tener las máquinas que lo generan. Y tampoco se ha determinado si realmente es eficaz como biocida para el aire y las superficies, en concentraciones no tóxicas.

Ganvam ha creado un protocolo de protección y prevención laboral para los trabajadores del sector de la venta y posventa del sector automoción, que aborda el proceso de higienización de un vehículo. Según les ha aclarado el Ministerio de Sanidad, “si bien el ozono ha sido notificado y defendido, y entienden que tiene actividad en este sentido, no existe todavía información bajo la legislación de biocidas. Los responsables de su puesta en el mercado, lo hacen bajo su responsabilidad, con el único requisito de notificarlo como marca la ley”.

La tercera vía es la fumigación de un producto biocida autorizado y recomendado por las autoridades durante un periodo de tiempo en el interior de un coche. Este método no es tóxico para las personas y parece combinar las ventajas de los dos anteriores: su eficacia contra virus, bacterias y hongos está demostrada, y llega a todos los rincones del vehículo. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) asegura que el ozono es “un riesgo innecesario” y recomienda emplear otros tratamientos, de eficacia probada y que cuentan con el respaldo de los organismos competentes oficiales.

Los biocidas están absolutamente regulados y la normativa especifica claramente para qué usos están permitidos. Los que tienen el peróxido de hidrógeno y ácido peracético, por ejemplo, están aprobados para la aplicación directa para la higiene humana, aplicación indirecta a personas y animales, y superficies en contacto con alimentos; por lo que son completamente seguros para la salud de los trabajadores que los manipulan y para el cliente. De hecho, no es necesario realizar un aclarado tras la fumigación.

 


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