El Opel Grandland X llama la atención por su estilo elegante y deportivo, con unas líneas de todoterreno que invitan a salir a la aventura y que anticipan un amplio interior. Bajo el capó, potencia y economía se dan la mano, con una gama de motores gasolina y diésel que cumplen ya la normativa de emisiones Euro 6.2, con emisiones desde 108 g/km de CO2 (NEDC). Pueden ofrecer la conducción SUV enérgica y placentera que proporciona la transmisión automática de ocho velocidades.

En el habitáculo, sus cinco pasajeros disfrutan del máximo confort y de la tecnología más avanzada, con una completa gama de funciones de ayuda a la conducción. En el apartado interior, el producto incorpora exclusivamente el acabado premium, que incluye una serie de características de lujo de serie, con asientos ergonómicos de alta calidad, el tapizado de cuero, el sistema de sonido premium y numerosos sistemas de asistencia e información y entretenimiento de última generación que posibilitan el mayor bienestar.

Tecnológicamente, y en materia de seguridad, nuestro protagonista de la prueba de la semana atesora cinco estrellas EuroNCAP, la máxima calificación que otorga el programa europeo. El SUV de Opel logró puntuaciones destacadas en todas las categorías: protección de ocupantes adultos, protección de ocupantes menores, protección de peatones y sistemas de asistencia a la seguridad. Cuenta con una oferta de funciones de ayuda a la conducción que le sitúan a la vanguardia de su segmento. Incorpora innovaciones como la alerta de colisión frontal con detección de peatones y frenada automática de emergencia, asistente avanzado de aparcamiento y cámara de visión 360°, entre otros.

El motor de la versión es un cuatro cilindros con doble árbol de levas y cuatro válvulas por cilindro desarrolla una potencia máxima de 180 CV a 5.500 rpm y entrega un par máximo de 250 Nm a solo 1.750 rpm. En combinación con el alzado variable de las válvulas, el sistema de distribución variable permite un ajuste infinito del tiempo y la duración de la apertura de las válvulas para lograr el mejor llenado y escape de los cilindros, dando como resultado una mayor economía de combustible y unas emisiones más reducidas. El poderoso motor también es notable por su directa respuesta al acelerador.

Al volante y en cualquier situación, el sistema de tracción adaptativa asegura el mejor agarre a la carretera. El conductor puede elegir entre cinco modos de conducción, con los que adaptar la distribución del par a las ruedas en función de las características del terreno. Esto garantiza la mejor tracción y un comportamiento estable sobre nieve, barro, arena o superficies mojadas. Es un producto que tiene en la polivalencia una de sus mayores virtudes pues rinde en todo tipo de terrenos a plena satisfacción del conductor, incluída la «jungla» urbana.

En resumen, estamos ante un atractivo vehículo recreacional deportivo que destaca por su motor turboalimentado de inyección directa de gasolina, asociado a una suave caja de cambios automática de ocho velocidades. La unidad de potencia, realizada completamente en aluminio, no solo ofrece un rendimiento rotundo, sino que también produce bajas emisiones, gracias a un vanguardista sistema de tratamiento de los gases de escape que incluye un filtro de partículas de gasolina. Es cómodo, tiene buenas terminaciones, tecnología competitiva e innovadora conectividad. El precio de la gama Grandland arranca de los 23.600 euros.

 

 

 

 


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