El nuevo Clase B de Mercedes-Benz presenta un aspecto más dinámico que su antecesor. Una batalla larga con voladizos cortos, la línea del techo ligeramente más baja y las llantas de una talla mayor que hasta ahora, contribuyen decisivamente a dinamizar sus proporciones. El frontal subraya la impresión general deportiva en combinación con los musculosos hombros de la carrocería. Algunos elementos de la parte trasera acentúan la anchura del vehículo.
Entre otros, las luces traseras divididas, los reflectores desplazados hacia abajo e integrados en el parachoques trasero, el voluminoso spoiler del techo y los spoilers de color negro de alto brillo situados en los laterales de la luneta trasera.
El diseño del interior del Clase B cuenta con un tablero de instrumentos de un solo volumen. Este elemento está inclinado hacia los ocupantes y cuenta con escotaduras en el área del conductor y del acompañante. Los asientos aseguran una posición más erguida y por tanto más cómoda de los ocupantes, así como un margen de ajuste más amplio, que aumenta asimismo la distancia libre sobre el asiento. También es mayor que hasta ahora la anchura del habitáculo. El espacio a la altura de los codos en las plazas delanteras alcanza una cota de 1.456 milímetros, una cifra que no desdiría en un vehículo de la categoría mediana.
Está equipado con sistemas de asistencia a la conducción cooperativos que ayudan al conductor, y se erige de ese modo en uno de los vehículos con el mayor nivel de seguridad activa en su segmento, incluyendo algunas funciones reservadas hasta ahora al Clase S. El Clase B puede circular ahora por primera vez de forma semiautónoma en determinadas situaciones. Para ello explora el tráfico en su entorno hasta una distancia de 500 metros utilizando sistemas mejorados de cámaras y radares, y utiliza datos cartográficos e informaciones sobre el tráfico para prestar asistencia al conductor. A ello se añaden el asistente activo de parada de emergencia y un asistente activo para cambio de carril de funcionamiento intuitivo.
El nuevo Clase B está disponible en cinco opciones mecánicas: en gasolina están el B 180 de 136 CV con cambio de doble embrague 7G-DCT y el B 200 de 163 CV con cambio de doble embrague 7G-DCT. En diesel se dispone del B 180 d de 116 CV con cambio de doble embrague 7G-DCT, B 200 d con 150 CV con cambio de doble embrague 8G-DCT y B 220 d con 190 CV con cambio de doble embrague 8G-DCT. Nosotros probamos la versión intermedia de gasoil, la de 150 CV, que nos pareció sensacional en todos los parámetros a estudio: consumo, prestaciones, agilidad, ecología y rumorosidad imperceptible, con un cambio sobresaliente pues detecta el tipo de conducción y obra en consecuencia.
Al volante es un vehículo ágil y confortable. En función del modelo y de la configuración básica es posible elegir entre varias opciones, entre ellas un tren de rodaje de confort de altura rebajada y un tren de rodaje con amortiguación adaptativa regulable activa. El conductor puede utilizar Dynamic Select para influir personalmente en el reglaje de los amortiguadores durante la marcha. Para ello se utiliza una válvula con control electrónico. La regulación de esta válvula analiza además la situación de conducción y optimiza individualmente el coeficiente elástico del amortiguador de cada rueda.
En resumen, el Mercedes B 200d es un vehículo muy completo. Desde el primer momento en que accionamos el botón de contacto el conductor empatiza con el vehículo, muy fácil de conducir, intuitivo, con todo tipo de ayudas a la conducción y eminentemente eficaz que es la cualidad fundamental que debe buscarse en un automóvil. El propulsor de la unidad de pruebas nos gustó mucho, así como la tecnología en el apartado de la seguridad activa o la conectividad. Es cómodo y tiene en su polivalencia una de sus mayores virtudes. Y, siempre lo decimos con toda la gama germana de la estrella, es un Mercedes, una marca que inspira toda la confianza a sus conductores en todo momento. El precio de la Clase B arranca de los 28.900 euros.
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