Tras arrancar este ejercicio 2022 en el 1,16% y cerrar el primer semestre en el 1,77%, el 1,98% del tercer trimestre supone una cifra muy por encima de las rentabilidades medias de la última década. Pese a ello, uno de cada cinco concesionarios (el 21,7%) están en pérdidas, una cifra sin embargo muy inferior a la del mismo período de 2021, cuando eran el 37,7% los que estaban en números rojos.

La rentabilidad ha aumentado tanto en el área de Ventas (+40,9%) como en Posventa (+15,4%), con una facturación total que también ha crecido casi un 7%, siempre respecto al tercer trimestre de 2021. Los concesionarios, sin embargo, no han podido escapar a la inevitable inflación, con una subida del 7,5% en los gastos generales.

La contribución de cada área de negocio sigue dominada por la venta de vehículos nuevos (VN), que aporta el 62% de la facturación y casi un 36% del resultado. La venta de vehículos de ocasión (VO) supone una quinta parte de la facturación (20,5%) y de los resultados (20,8 %), mientras que el Taller representa el 5,6% de la facturación y el 12,9% del resultado. El área de recambios suma el 12,2% de la facturación y casi una tercera parte del resultado (30,6%).

Estos resultados apuntan a un cierre de año por encima del 2% de rentabilidad, pero no podemos olvidar que uno de cada cinco concesionarios continúa en pérdidas a estas alturas del ejercicio y que el escenario no es en absoluto optimista, con una escasez de stock que afecta tanto a las divisiones de Vehículo Nuevo y Ocasión como a los recambios en el área de Posventa. El escenario es especialmente complicado en las entregas de vehículos nuevos, con tiempos de espera no recordados desde hace años. Y en el VO, mientras tanto, la oferta de coches con una antigüedad menor a tres años es muy limitada. Esto se compensa en cierto modo con una maximización de las operaciones realizadas, lo cual explica las buenas cifras de rentabilidad.

Respecto a la Posventa, pese a que mantiene una buena cifra de actividad, tampoco es ajena a esa escasez de oferta y a la subida del precio de los combustibles y materiales, lo cual está provocando estancias más largas de los coches en los talleres y un riesgo potencial para la rentabilidad de la actividad.


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