La tendencia prevista es que aumente durante el transcurso de la semana, a medida que se recupere la movilidad y los conductores se encuentren con las averías habituales en estos episodios. Una de las principales es la batería, que sufre ante las caídas de temperatura, un problema que se acentúa al estar el vehículo parado durante varios días.

Otro problema que se pueden encontrar los conductores y obligue a pedir cita en el taller concierne al líquido refrigerante y la pérdida de propiedades anticongelantes. Una operación que cuesta apenas 50 euros puede multiplicarse hasta, como mínimo, los 1.000 euros al causar una rotura del motor, por lo que el bolsillo también se verá afectado en plena cuesta de enero.

Asimismo, existen ciertos problemas derivados de circular con cadenas o con fundas. Si el conductor ha optado por las primeras, algunos elementos del coche como la transmisión y la suspensión se ven forzadas, por lo que se acelera su desgaste y puede a posteriori ocasionar problemas mecánicos que obliguen al paso por el taller.


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