La presión es solo uno de los puntos críticos que comprometen la seguridad en las motos. Existen otros tales como pueden ser los neumáticos agrietados o ruido al frenar. Por ello, es clave acudir, al menos, una vez al año al taller para realizar una revisión sobre el chequeo del estado de los puntos críticos. Es decir, neumáticos, luces, transmisión, nivel-estado de aceite, suspensión, niveles de líquidos, matrícula y por supuesto frenos. La visita a «boxes» por parte de las motocicletas se produce, de media, con un tercio menos de kilómetros recorridos respecto a un automóvil, que recorre mayores distancias.
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