Por ejemplo, en el caso de China, han quedado patentes las nuevas oportunidades para la industria que suponen la conducción autónoma y las soluciones inteligentes. Las restricciones en el comercio, la gastronomía y la vida cotidiana durante el brote han aumentado la demanda de entregas sin conductor y operaciones sin contacto. Ambas dependen en gran medida de tecnologías de conducción autónoma.
El vehículo autónomo también ha demostrado ser esencial en la lucha contra la pandemia en el transporte de suministros médicos y alimentos necesarios. “La pandemia nos ha enseñado que la ‘automatización’ y la ‘inteligencia’ son las mejores soluciones para que los humanos respondan a emergencias de gran escala como la actual”, indica el vicepresidente corporativo y gerente general de Baidu, uno de los líderes en tecnología de vehículos autónomos.
En conclusión, antes del Covid-19, los vehículos autónomos no se usaban tanto en China como en la actualidad. La pandemia ha despertado la necesidad de vehículos autónomos para mejorar la seguridad, la entrega de suministros y para avanzar en nuevas infraestructuras. El Gobierno tiene como objetivo impulsar una «nueva infraestructura». Sustentada por la tecnología y mediante el desarrollo de redes 5G.
A pesar de que China acelera la llegada de los vehículos autónomos, la percepción de esta tecnología por parte de los usuarios aún no es muy notable. De hecho, una investigación de Partners for Automated Vehicle Education (PAVE) asegura que la mayoría de los estadounidenses aún no confía en los vehículos autónomos.
En dicho estudio, se señala que 3 de cada 4 encuestados creen que la tecnología de conducción autónoma aún no está lista para su llegada definitiva. Por otro lado, el 48% aseguró que «nunca entraría en un taxi o en un vehículo compartido que se condujera de forma autónoma».
Fuente: Faconauto
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